Víctima 5

Una vez, hace mucho tiempo, iba en el autobús con mi madre y mi hermana. Nos sentamos en los asientos de cuatro personas, de espaldas al conductor y mirando hacia la parte de atrás.

En los asientos del fondo, había un señor que no nos quitaba la vista de encima, poniendo caras raras y haciendo movimientos extraños con el brazo. Mi madre, que se había dado cuenta de lo que pasaba, nos dijo que teníamos que bajarnos en la siguiente parada, que no era la nuestra. En el momento, no nos dimos cuenta de lo que ocurría y simplemente obedecimos a mi madre.

Es algo que se me quedó grabado. Con los años, lo piensas y te das cuenta de que ese hombre se estaba masturbando en un autobús mirando a dos niñas. Jamás se lo he contado a mi madre, pero es algo que me perturba y tengo muy presente.