Víctima 3
- Izar Lizarralde
- 30 nov 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar 2022
¡Hola!
No sé cómo comenzar sabiendo, además, que muchas mujeres, han vivido situaciones mucho peores que yo. Empezar diciendo que nunca me agredió físicamente es, quizá, una forma de hacerme ver que no fue para tanto, pero por mucho que una parte de mi cabeza quiera convencerse de que nada fue real, las cosas pasaron. No sé cómo ni cuándo comenzó, si preguntaras a esa persona te diría que exagero o que tergiverso mis vivencias. Muchas veces he intentado convencerme de lo mismo, incluso lo llegué a pensar, pero los meses de psicólogo de después y que no haya podido volver a tener intimidad con nadie son muestra suficiente para demostrarme que es real.
Se supone que me quería. Yo le creí, claro. Necesitaba hacerlo, pero estando con él dejé de ser yo. Me hice pequeña hasta desaparecer casi por completo. No me alejó de mi familia, pero le gustaba venir a mi casa a dejarme mal y a mostrar una cara que no era la que me mostraba a mí una vez salíamos de allí.
Siempre he odiado los gritos, nunca los he soportado. Él me gritó alguna vez, una vez fue en la calle, le dije que no volviera a hacerlo, que sabía que eso era una humillación, que ni siquiera dejaba a mi familia que lo hiciera, porque me bloqueaban. ME QUEDÉ.
Se enfadaba, me dejaba de hablar o me hablaba mal si no le cogía el teléfono o respondía a los mensajes. No podía responder porque estaba de excursión cuidando a decenas de niños y adolescentes y una de las normas era no usar el teléfono. Aún hoy necesito explicar por qué no cogía.
Se ponía nervioso si tardaba en responder a los WhatsApp. Tuve que quitar el famoso tick azul. Tuvimos discusiones por ello, porque así él no podía saber si le había leído, si no contestaba porque no quería. Daba igual que le dijera que siempre contestaba cuando podía hacerlo, que a veces cuando leía no era el momento de contestar. Aún sigo teniendo quitado el tick y me agobia la gente me diga que tardo en contestar. Siento que tengo que dar explicaciones.
Siempre he sido una persona inquieta. Adoro estudiar y hacer voluntariado. Lo sabía. Siempre he sido así. Dejó de hacerle gracia que dedicara mi tiempo a cosas que "no merecían la pena" o "no eran suficientemente buenas para mí". Intentaba engañarme a mí misma con esas palabras bonitas, pero yo hacía lo que quería. ESTUDIAR y AYUDAR. Ambas cosas fueron tabú. No podía hablar del tema. Odiaba a mis amigos, a los que hice allí y así me lo dijo. Todo eso me quitaba tiempo. Ese voluntariado era mi segunda casa. Yo solo quería hablar de eso. Dejé de saber hablar de mí. Mencioné que quería ir a la universidad. Se opuso. Al final me dio a elegir entre crecer como pareja o crecer con mis estudios. No cedí. Me dejó pensando que volvería. Lo intentó. Insistió. Le bloquee.
Me presionaba mucho para mantener relaciones sexuales, a veces yo no quería, no me apetecía, pero él insistía, hasta que accedía, porque si no era que él ya no me gustaba. No era así, claro, pero... Daba igual.
Recuerdo que yo estaba enferma, me tenían que operar, nos fuimos de viaje pese a haber estado en urgencias el día anterior. Era mi regalo. Yo intentaba que todo volviera a ser normal. No sé qué oportunidad era ya. Ni por qué lo seguía intentando. Hubo buenos momentos, pero nunca me vienen a la cabeza. Todo quedó tapado el día que nos fuimos. Quiso que nos acostáramos. Lo intenté, yo tenía mucho dolor, no estaba bien. ESTABA ENFERMA. Solo pasarme el dedo por la tripa me dolía. Se lo dije. Dije que no podía. Él insistió. Al final paró. Me dejó de hablar. El resto del día lo pasamos en silencio, pese a mis intentos. Nunca un trayecto en avión duró tanto. Yo no había hecho nada mal, pero acabé pidiendo perdón, porque al llegar a casa me dijo que no había querido hacerlo porque ya no le quería. Me sentí culpable por no hacerle ver que le quería. Lloré cuando llegué a mi casa. ¿Qué mierdas había pasado?
Romper fue un alivio. Más adelante intenté conocer a otro chico, pero todas las alarmas de mi cuerpo saltaron. Tuve que ir al psicólogo. Mis padres me miraban mientras lloraba y mi madre le explicaba a mi padre que mi ex había logrado hacerme sentir y creer que era una mierda y no valía nada. Nadie sabía qué pasaba nunca. Siempre he tenido ese talento. Ya no me fío de la gente.
He vivido y pasaron otras cosas, pero creo que con este email es suficiente. Una de las peores cosas es el perdón a una misma. Haberme dejado tratar así, siendo como soy yo, sabiendo lo que sé y aconsejando siempre lo que aconsejo. Debemos aprender a priorizarnos sin miedo a sentirnos egoístas. Nosotras tenemos que ser nuestra primera opción, siempre y marcharnos de ese lugar donde no nos dejan ser. Sin oportunidades. Hablan de "el mal querer", pero eso no existe. Te quieren o no. No se puede querer mal. En ese momento ya no te están queriendo.
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