Víctima 1
- Izar Lizarralde
- 30 nov 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar 2022
Todo empezó cuando conocí a un chico. Al principio, todo era maravilloso, lo típico. Meses después, la cosa empezó a torcerse: mucho control por su parte, me prohibía ir a sitios, relacionarme con determinada gente, me obligaba a bloquear a chicos de las redes sociales, etc. Con el tiempo, estas situaciones cada vez iban a más; más control y más obligaciones e impedimentos por su parte. Llegó un punto, que todo era "o haces esto, o te dejo". Yo, como estaba enamorada y me tenía tan comida la cabeza, aceptaba.
Mi comportamiento hacía que, cada vez, él se lo tuviese más creído y se creyese con derecho de hacer conmigo lo que le daba la gana, porque claro, me tenía comiendo de su mano. Llegó un punto que cada vez que yo no hacía lo que él quería, me dejaba y me bloqueaba de Whatsapp y de todas las redes sociales. Siempre me decía que volvería conmigo con la condición de que hiciese "algo". Ese "algo" siempre eran cosas que yo no quería, que me hacían perder la dignidad, la autoestima, perder amigos, y perder todo el control sobre mi misma. Yo me sentía tan mal y me tenía tan maltratada psicológicamente que yo siempre intentaba hacer todo lo que me pedía, me creó tal dependencia emocional que no era capaz de negarme, por muy locura que fuese lo que me pedía.
Finalmente, todo se convirtió en "si no haces esto, me voy a tirar a equis persona", y así lo hacía. Cada vez que yo no hacía lo que quería, se iba con otra. Me sentía hundida, perdida, sin apoyo. Yo no aguantaba más la situación, pero no era capaz de salir de aquello. Quería terminar con la relación pero no era capaz, él me hizo pensar que si no estaba con él yo no sería nada en la vida. Dependencia tras dependencia, pérdida de autoestima y dejar quererme a mi misma. Ponerle a él por encima de todo. Yo ya no aguantaba más, pero seguía sin saber cómo salir de aquello.
Después de años (la relación duró varios años) estaba tan agotada psicológicamente, que me encerraba en mí misma y no quería saber nada del resto. Perdí amigas, grandes amigas, por su culpa. Contaba mis secretos y se inventaba otras cosas para hacerme quedar mal y que la gente se alejara de mí.
Tiempo después, en un punto en el que mi cabeza comenzaba a decir basta (y esta vez de verdad), apareció en mi vida otra persona, que me cambió la vida y me hizo ver cosas que jamás había visto. No quise volver a saber nada del otro chico, y ahí la cosa cambió. Fue él quien en ese momento se volvía loco por volver conmigo. No paraba de pedirme que le diese otra oportunidad, que iba a cambiar, y un largo etcétera. Yo, por fin, empezaba a saber lo que era realmente el amor, que te cuidasen, que te tratasen bien y que no quisiesen nada malo para ti. Ya no quise volver, pero él estuvo preguntando durante meses por qué pasé de querer estar con él a toda costa, a ni siquiera plantearme darle otra oportunidad.
Para quienes estén pasando por una situación similar: de todo se sale. Es difícil, muy difícil, pero se consigue. Esta situación nunca va a menos, siempre va a más, hasta puntos insospechados. La vida no se acaba por una persona. Al principio, cuesta, pero con el tiempo te sentirás orgullosa/o de lo que has conseguido, y nunca volverás a permitir que NADIE te pisotee. Ánimo.
Comments