Olatz Vázquez: “Me encanta la chica de mis fotos, pero no me creo que sea yo”
- Izar Lizarralde
- 3 nov 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar 2022

En los últimos meses, el grito de auxilio de Olatz Vázquez ha irrumpido en los medios de comunicación. En medio de una pandemia mundial, la joven vizcaína descubrió que padece un cáncer gástrico. Su diagnóstico, tardío, se vio afectado por el predominio del Coronavirus sobre el resto de enfermedades ya existentes. Tras meses respondiendo a las mismas preguntas sobre su cáncer y reivindicando una sanidad digna para todos los padecimientos, edades y géneros; nos abre las puertas a su mundo más íntimo: la fotografía.
¿Quién es Olatz Vázquez dejando a un lado su enfermedad?
Olatz es una chica de 26 años, de Sopela. Estudió Periodismo, por pura vocación, en la Universidad del País Vasco y tiene un máster en Reporterismo de Televisión en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Hasta que su cáncer se lo ha permitido, ha trabajado como redactora de vídeo en el periódico El País estos últimos tres años. Dejando a un lado lo profesional, también es fotógrafa. Siempre ha tenido mucha inquietud por las artes, de hecho, estudió Bachillerato artístico. Ahora, aprovechando su baja por enfermedad, dedica sus días a su gran amor, la fotografía.
¿Qué es la fotografía para ti?
La fotografía es mi refugio y mi fuente de inspiración es mi vida. Desde el principio, la he utilizado a modo de expresión artística, para volcar todas mis inseguridades y mi tristeza. Tiene un punto terapéutico. Yo me autorretrataba para aceptar mi cuerpo, para expresar todo aquello que no podía expresar con palabras. Siempre digo que lloro fotografías. Es por eso que son tan crudas y tan duras, porque son mi lado negativo.
Por lo que, padecer esta enfermedad a la que te estás enfrentando, no ha redefinido tu concepto de fotografía.
Nada. Siempre ha sido el diario donde narrar las partes más duras de mi vida. Cuando me diagnosticaron la enfermedad, quería seguir retratándome. No veía motivo alguno para ocultar lo que me estaba pasando. La gente me suele decir que he cambiado la forma de fotografiar, que “las fotografías son mucho más duras” y yo creo que no. Creo que lo más crudo es mi propia imagen. Porque, no vamos a engañarnos, ver a una chica, joven, tan delgada como estoy yo ahora y sin pelo; puede ser chocante. Si hiciese las mismas fotos con siete kilos más y la melena que tenía, no causarían tanto impacto. Si le tengo que sacar algo positivo al cáncer, lo único que podría decir es que me ha dado tiempo para hacer lo que más quiero: dedicarme a la fotografía.
¿Cuál ha sido la imagen más dura de fotografiar?

Los primeros autorretratos sin pelo. Cuando me afeité la cabeza fue un momento muy duro para mí, porque mi oncóloga dijo que con la quimioterapia que me estaba dando no se me iba a caer el cabello. Me quedé con un cuarto de mi melena, fue devastador verme así. Decidí afeitarme la cabeza. Hay una secuencia de imágenes, que fotografió mi pareja, cuando me estaba rapando la cabeza, esas no me parecen tan duras. Lo que más me costó fue enfrentarme sola a la cámara para captar mis primeros autorretratos sin pelo. Recuerdo que cuando me saqué esas fotos pensé “son brutales, me encanta esta chica”. El problema es que era una imagen que no me representaba. Le dije a mi novio, “me encanta la chica de mis fotos, pero no me creo que sea yo”.
¿Y la más fácil?

Las últimas imágenes con la peluca. Me dio rabia perder el pelo, porque se banaliza mucho la pérdida del cabello. Intentan tranquilizarme diciéndome “no te preocupes, el pelo crece”; pero verte así en el espejo es un recordatorio continuo de que tienes cáncer. Es una mierda. Quise retratarme con peluca porque llevarla me ha dado mucha fuerza en el proceso. Paso más desapercibida por la calle, no me miran con condescendencia, me siento yo. Hace poco, una conocida de toda la vida se acercó a mí para preguntarme qué tal estaba. Como iba sin peluca, su rostro reflejaba pena y compasión. Odio esa sensación. Sin mi melena ya no me ven como Olatz, me ven como Olatz “la enferma”.
¿Qué diferencia supone fotografiar autorretratos y retratos?
Me siento cómoda a ambas partes de la cámara. Trabajé como modelo muchos años, por lo que estaba acostumbrada a encontrarme delante del objetivo. Empecé a autorretratarme porque no me sentía identificada con las fotografías que me sacaban como modelo. Esos vestidos, maquillajes y posturas no eran parte de mi. Cuando empecé a fotografiar a las personas mi máxima era retratarles de la manera más pura posible, sin adornos, sin exceso de maquillaje, etcétera. Me gusta fotografiar a otras personas, porque siento que invades parte de su ser, que te lo guardas para ti. Para que un retrato sea un éxito me da igual que esté técnicamente mal, solo quiero que esa persona mire la fotografía y diga “esta soy yo”. Si no consigo eso, es un fracaso. Cuando me fotografío a mí, tengo mi mirada y modelo para mí misma. Soy dos en una. Mis mejores retratos son los míos, porque tengo mi mirada. A pesar de haber trabajado con fotógrafos increíbles, nadie capta mi ser como yo lo hago.
¿Por qué el blanco y negro?
Me gusta mucho el blanco y negro porque se asemeja a la fotografía analógica y le da una atemporalidad a la imagen. Cuando ves una fotografía en blanco y negro te cuesta más situar una imagen en el tiempo. Tanto la fotografía analógica como el color son mis tareas pendientes. Siempre que saco una foto la edito en color y luego la paso a blanco y negro. Esto sucede porque intento plasmar el color que tengo en mi mente y al no conseguirlo, lo soluciono pasándolo a blanco y negro. En cuarentena hice una serie de fotografías a color, porque encontré lo que buscaba. Aun así, tiendo mucho al blanco y negro. Soy muy autoexigente. Además, esta etapa de mi vida y la enfermedad las veo mejor plasmadas en blanco y negro, porque reflejan mejor cómo me siento.
¿Qué opinas de la censura del cuerpo femenino?
Mi mayor galería es mi página web, de hecho, la llamo “mi exilio artístico” porque ahí no hay nadie que me diga lo que tengo que hacer. En Instagram me han censurado cientos de fotos y he tenido muchas amenazas de cierre de cuenta por este motivo. Me siento un poco hipócrita por utilizar una red social con la que no estoy de acuerdo, porque censuran a la mujer, pero es la mayor herramienta social para un fotógrafo. Esta censura siempre va en contra del cuerpo femenino: los pezones femeninos, ciertos tipos de ropa, etc. Hubo un momento en el que me resigné y pensé que tenía que acatar sus normas si quería llegar a la gente con mi fotografía. Autocensurarme es horrible, pero me duele más censurar a las mujeres que fotografío. Al fin y al cabo, con estas medias, están censurando una parte de nosotras.
¿Qué pretendes conseguir con este proyecto?
Siempre tuve muy claro que no quería ocultar mi cáncer. El principal motivo por el que empecé este proyecto es porque mi mayor inspiración es mi vida. Es algo que me ha tocado y me tengo que enfrentar a ello. Además, el cáncer me inspira mucho artísticamente. Es una situación nueva, un cuerpo nuevo, sensaciones nuevas, cada día es algo nuevo. Al comienzo de mi enfermedad, busqué muchos referentes, pero no encontré la visión del paciente. Me parecía interesante transmitir eso. Para mí el cáncer era algo desconocido y tenía mucho estigma. De ahí querer concienciar y normalizar la enfermedad. Quiero mostrar cómo es convivir con una enfermedad grave y transmitir lo que a mi me hubiese gustado encontrar.
Creo que es importante mostrar la realidad de mi cáncer, ya que hay una infinidad de ellos, de síntomas y cómo repercuten en cada cuerpo. Por ejemplo, uno de los síntomas de mi enfermedad es la pérdida de peso y puede llegar a confundirse con un trastorno alimenticio. Quiero que la gente comprenda que esta enfermedad es muy diversa, que se presenta en miles de formas y a cada persona le afecta de una manera. Por eso la experiencia de cada uno de nosotros es igual de importante.
¿Cómo ha reaccionado la gente?
He recibido muchísimo apoyo desde la primera publicación en junio. Diría que un 99% de los comentarios que recibo son positivos, gente que me manda ánimos o que admira mi fotografía. Bien es cierto, que hay mucho morbo alrededor de este tipo de enfermedades graves. Me han criticado por llevar peluca, por mi forma de vestir, por no sonreír o por la forma que he tenido de afrontar el cáncer. “¿Por qué te pones peluca”?. “¿Por qué vas tan divina a la quimioterapia?”. “¿Por qué eres tan negativa en tus publicaciones?”. ¡Hasta han criticado mi forma de mostrar mi experiencia en redes sociales! Muchas personas vienen a mi perfil en busca de una persona con opiniones alentadoras y una sonrisa, pero no es lo que encuentran, porque no soy así. Un día exploté y dije “no vais a encontrar eso en mi”. Si, soy feliz, pero mis redes sociales están enfocadas a un proyecto artístico, no soy bloguera. Si no te gusta, vete. No entiendo ese positivismo que ansían, porque el cáncer es una puta mierda.
IMÁGENES DEL PROYECTO "CÁNCER" - OLATZ VÁZQUEZ
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Twitter @OlatzVazquez
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