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Melisa García: “Basta de que otros elijan lo que las personas gestantes deben hacer con sus cuerpos"

Actualizado: 21 mar 2022


El pasado 30 de diciembre de 2020, las personas gestantes argentinas lograron un derecho por el que llevaban luchando en las calles desde los años 70. Durante la segunda ola feminista, las organizaciones de Latinoamérica incorporaron a su lucha la defensa de la interrupción voluntaria del embarazo. A día de hoy, continuando el legado por la defensa de los derechos de las mujeres (además de las personas no binarias y hombres transexuales, que también son gestantes) surge ABOFEM. Melisa García, la presidenta y promotora de la organización en Argentina, nos cuenta cómo nace un movimiento de apoyo a la mujer de la mano de un grupo de abogadas formadas en la sororidad, el feminismo y la igualdad.


¿Qué es ABOFEM?


ABOFEM es una Organización Colectiva y Civil del Derecho Privado. Somos una organización que nuclea abogadas con la finalidad de cambiar la visión patriarcal del derecho. Lo logramos mediante diversas acciones, no solo a través del contacto directo con la profesión en los tribunales, lo que denominamos el litigio. Además, contemplamos la posibilidad de presentar proyectos para cambios legislativos, la formación y la capacitación en la perspectiva de género y la difusión de nuestro trabajo. Es un engranaje complejo con la intención de romper con los esquemas patriarcales y androcéntricos del propio sistema, porque el derecho no escapa de todo eso.


La asociación nació en Chile hace tres años aproximadamente ¿Cómo surgió el proyecto en Argentina?


Exacto. Nace en Chile y se replica en Argentina con la intención de que pueda crecer a nivel latinoamericano y, me atrevería a decir, que también a nivel mundial. Te voy a contar en primera persona la experiencia de Argentina, ya que fui yo misma quien quiso replicar la labor de las colegas chilenas. En ambos países, los movimientos sociales generaron una ruptura importante en la ideología de las personas, incluso en las ideas de las propias mujeres y feministas. Muchas movilizaciones se vieron reflejadas en la lucha por la legalización del aborto, lo que trajo la necesidad de comenzar a observarnos las unas a las otras y ver la cantidad de cosas que teníamos en común, algo que caló profundamente entre nosotras, el sector femenino de la abogacía. En Chile, la legalización del aborto por causales del 2018 hizo que se unificaran un montón de abogadas con la intención de crear ABOFEM. En el caso argentino, fue producto de un intercambio académico con un grupo de colegas que vinieron de Chile. Nos contaron la experiencia que estaban viviendo allí. Me quedé anonadada. Sentí una imperiosa necesidad de reconducir mi profesión por otro lado, pues las mujeres en el campo del derecho estábamos completamente dispersas. Tras charlar con ellas, les dije “Hay que crear ABOFEM Argentina, necesitamos una unión de abogadas luchando por un mismo propósito”.


¿Qué te animó a formar parte de este proyecto?


Me gustaba el reto de desarmar la profesión. Una profesión que es extremadamente liberal, que te muestra a las demás como una contraposición en vez de un grupo unido de compañeras y mujeres con luchas en común. La unión de abogadas es un trabajo de mucha militancia interna; numerosas reuniones y muchas actividades de formación. Estamos en contacto continuamente con la intención de reforzar el grupo y cerciorarnos de que tenemos un propósito común: construir un derecho feminista y disidente, de manera sorora.


¿Cómo era la situación de las mujeres en el campo del Derecho antes de ABOFEM?


Había agrupaciones de mujeres del derecho en determinados espacios públicos, pero no había una organización como tal. Estaba todo muy segmentado y categorizado según el espacio que ocupaban. Al ser tan individualistas, no teníamos tanta voz como ahora. Las abogadas no estábamos acostumbradas a participar en la militancia y el Derecho, eran dos mundos separados que ABOFEM unifica. Que una compañera del sur ayude a otra del norte es totalmente revolucionario, sobre todo en una profesión donde la competencia y lo lucrativo imperan sobre lo colectivo y lo sororo.


¿Y la posición de la mujer latinoamericana en relación con la violencia de género y el machismo?


Es una situación compleja y somos conscientes de que se está recrudeciendo debido al auge de los movimientos feministas. Desde que se aprobó la nueva Ley del Aborto el pasado 29 de diciembre, numerosos sectores, como por ejemplo el religioso, comenzaron a propagar un mensaje muy misógino al grito de: “Después no os quejéis si os violan”. Una criminalización sobre los actos de la mujer muy fuertes. Desde que comenzó el 2021 hemos presenciado un femicidio por día, una mujer muerta cada 29-32 horas por causas de violencia machista es una cifra desorbitada. Bien es cierto, que en Argentina se ha logrado un alto grado de visibilización y estamos pudiendo nombrar a nivel estatal femicidios, transfemicidios y travesticidios. Es muy importante empezar a nombrar las cosas por su nombre, para poder combatirlas. Hay muchos otros países latinoamericanos que continúan invisibilizando estas situaciones y normalizando la violencia machista. Todavía quedan muchas campañas y educación social para evitar los femicidios.


¿Cómo financiáis vuestro trabajo?


Nos autofinanciamos. Es una cuota social interna muy baja, ni siquiera te la paso a euros porque sería ínfima. En este momento no contamos con ningún apoyo financiero externo. Es difícil, porque la mayoría de los servicios que brindamos a la comunidad son gratuitos.


¿Tenéis algún tipo de apoyo institucional o de alguna entidad que promueva vuestra labor?


Por ahora no. Es una estrategia que prevemos para este 2021. Nos gustaría hermanarnos con algunos espacios públicos, con el fin de lograr una postulación para un financiamiento externo y llevar a cabo nuestra labor con un mayor alivio financiero.


¿Habéis sentido apoyo internacional de algún modo?


Con Chile tenemos una relación muy estrecha. Además, nos han contactado desde Brasil, Venezuela y México; con la intención de hacer alguna articulación en algún momento. Incluso nos han llegado propuestas desde España, como organizar un directo de Instagram con la autora del libro Mamá desobediente, Esther Vivas. Independientemente de estos países, el año pasado, ABOFEM Argentina hizo una campaña solidaria firmada y apoyada por la ONU y ONU Mujeres. El primer Organismo Internacional que tuvo contacto directo con nosotras. Esperamos crecer poco a poco.


Tengo entendido que no os limitáis únicamente al campo del Derecho ¿Qué actividades abarca ABOFEM?


Trabajamos en dotar a la mujer de las herramientas necesarias para que logre su empoderamiento. Hablamos de mujer en toda su diversidad, porque creemos en el transfeminismo. No entendemos otro punto de vista que deslegitime a la mujer por el reconocimiento de otras identidades ajenas a su género, como puede ser la pertenencia al colectivo LGTBIQ+. Si invisibilizamos a aquellas personas oprimidas por el sistema, hacemos una réplica del sistema patriarcal entre nosotras mismas.


Si una mujer no está dotada de los conocimientos necesarios para salir de una situación de opresión, no se puede lograr haciendo uso únicamente de la vía legal. Es decir, si yo estoy inmersa en una situación de extrema violencia, por más que tú me digas que vaya a un tribunal y denuncie, ese movimiento va a fracasar, porque la violencia va aferrándose a los distintos ámbitos de la vida de la víctima y el recurso legal no alcanza a solucionar esta situación extrema.


Tratamos de brindar todo tipo de capacitaciones, por lo general gratuitas. Hace un tiempo, se aprobó la Ley Micaela, que obliga a formarnos desde la perspectiva de género a los tres poderes del Estado. Nosotras intentamos llevar esta ley desde el ámbito privado a otras áreas, por ejemplo, a organizaciones o agrupaciones independientes. Además, contamos con un observatorio de seguimiento y estadística, donde recabamos información sobre violencia de género y creamos propuestas, que más adelante llevaremos ante los poderes públicos para generar proyectos de ley que amparen a la mujer. Igualmente, proponemos formación a personas que quieran crear organizaciones como la nuestra, para que se familiaricen y sensibilicen con el feminismo. También, tenemos una comisión de estudiantes de Derecho, donde ofrecemos a las nuevas generaciones conocimientos y la posibilidad de ir sumándose al engranaje de ABOFEM, para que cuando se gradúen tengan una verdadera formación sobre el género. El pasado 15 de enero creamos una comisión para asegurarnos de la correcta aplicación de la nueva Ley del Aborto Argentina. Estas son algunas de las muchas labores que llevamos a cabo.


En suma, todo lo que hacemos lo acompañamos con formaciones, ya que creemos que la única manera de dotar de herramientas es entregando estas informaciones reales sobre las situaciones de violencia, para que hagan uso de ellas y puedan generar un cambio. De manera análoga, hacemos hincapié en la participación desde la militancia a pie de calle, no solo desde el campo del derecho. Aplicar perspectiva de género, sororidad y deconstruirnos a nosotras mismas es el primer paso para realizar nuestra labor.


Disertaste en el Senado por el Aborto 2020. ¿Cómo fue este proceso?


Para ABOFEM fue muy importante dar voz a la realidad del aborto el 15 de diciembre de 2020. Cuando planteamos nuestra participación, tuvimos una aceptación muy rápida. Tuve que prepararme mucho, ya que mi presencia era parte de una conquista ante el Parlamento, en nombre de todas las abogadas y organizaciones feministas vigentes y las que venían detrás. Fue un reconocimiento a tanto trabajo desinteresado que realizamos con la intención de ayudar a las mujeres y disidencias. Generó una gran unión, pues muchas personas tuvimos voz en el debate para lograr una causa común.


¿Por qué defendéis que el aborto debe ser legal, seguro y gratuito?


Hay que romper la hipocresía de “aborto si” versus “aborto no”. La realidad de que sea legal y seguro tiene que ver con su visibilización y protección desde las instituciones. La legalización de este supone una ruptura del rol reproductivo de la mujer, donde nuestro útero cumple un fin social determinado. El aborto supone nuestra propia elección de un plan de vida, de disponer de nuestros cuerpos y de garantizar nuestra seguridad. El aborto es algo que existe y siempre ha existido. Su legalidad tiene que ver con quienes tienen el poder, no con la acción de abortar en sí misma. Basta de que el sistema elija lo que las personas gestantes deben hacer con sus cuerpos. Hay una frase relacionada con el movimiento que ha dado la vuelta al mundo y es cierta: Si los varones gestaran, el aborto sería legal hace mucho tiempo.


¿Cómo era el aborto en la clandestinidad en Argentina?


La dificultad de poder realizarse un aborto tenía que ver con una cuestión de clase. Si eres una mujer pobre en una situación de salud precaria, seguramente te practiques un aborto en un lugar sin las condiciones higiénicas básicas, donde se ponga en riesgo su vida. En caso de querer realizarlo en buenas condiciones, requiere muchísimo dinero, donde la posibilidad de que no te mueras recae en tus ingresos. Hay mujeres que han intentado realizarse la práctica con perchas, diversos tipos de pastillas, etcétera. Llegaban al hospital en situaciones de vida o muerte. El personal de salud, percatándose de lo sucedido, promovía un maltrato inminente hacia las pacientes. La tasa de criminalización de la mujer por realizarse esta práctica era muy alta. Además, hay mujeres a las que se les ha privado de su libertad por abortos espontáneos. Otro caso terrible a analizar son los partos de menores, víctimas de abusos sexuales. La doble moral de proteger ambas vidas se ha llevado a muchas mujeres por delante.


¿Conoces algún caso particular que te haya marcado?


El de mi hermana. Tuvo que llevar adelante un aborto debido a una situación complicada y yo estuve ahí para acompañarla. Si no hubiera sido por socorristas o agrupaciones de mujeres mi hermana hoy tendría un hijo no deseado, por evitar morir en la clandestinidad. Lo viví en mis propias carnes, siendo abogada, teniendo herramientas e incluso medios económicos, fue imposible no sentir miedo.


¿Crees que el proceso argentino y la nueva Ley del Aborto van a ser decisivos para los demás procesos de ley de Latinoamérica?


Yo creo que sí. Se ha producido un fenómeno de colectividad a raíz de la lucha en las calles. Argentina es un país avanzado en cuanto a la legislación, que podría ser referente para otros lugares.


Varias argentinas me han confesado su miedo a que la nueva ley no se ponga en práctica debidamente dadas las convicciones de muchos sanitarios ¿Confías en que tras haber sido aprobada la Ley del Aborto, se va a cumplir con ella?


La ley es muy clara, por lo que no habría un problema legislativo, sino ideológico. Quien esté a favor de la clandestinidad del aborto no puede estar a favor de salvar las dos vidas, porque nunca llegan a ser dos. En Argentina se formaron dos bandos, como si de clubes de fútbol se tratase: las provida de color azul y las proaborto de color verde. Actualmente, se enfrenta la legalidad y constitucionalidad a la moralidad y religiosidad. Quienes están en contra, deben saber que las organizaciones feministas vamos a estar vigilándoles de cerca. La lucha no se ha terminado, sino que ha comenzado una nueva etapa dentro de esta.


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BY IZAR LIZARRALDE

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